26/4/12

"Si no ascendemos sabés el voleo que me van a dar, je"

En broma pero 100% realista, Almeyda volvió a hablar de su futuro después de junio. Y reveló que en caso de subir, invitará a los festejos a Jota Jota: "Lo quiero un montón".
Se protege del frío. Tiene ganas de esconderse adentro de la campera, camuflarse como lo hizo el sábado para mezclarse entre los hinchas de River en la previa al partido ante Instituto. Pero Matías Almeyda no quiere que le pase lo mismo cuando termine el campeonato, desea caminar con la cabeza bien alta y descubierta. Y sentirse más entrenador de River que nunca. Para lograr esa satisfacción, sabe que el único final posible es el regreso a Primera... “Si no ascendemos, sabés el voleo que me van a dar, je”, bromeó el Pelado.
El DT expresó varias veces su deseo de permanecer “por muchos años en River” y hasta contó que tiene proyectos a largo plazo, aunque en este momento no piensa en el futuro. Su objetivo, su obsesión, es el ascenso. “Mi contrato termina al final del torneo y aún no hablé con Passarella porque no podemos hablar de nada en este momento. Tengo que vivir partido a partido y ahora pienso nada más que en Aldosivi, que sé que nos está esperando con el cuchillo y el tenedor”, sostuvo Almeyda en La Red.
No es la primera vez que el Pelado pone en suspenso su continuidad. Es consciente de que su puesto depende de los resultados más allá de que haya tomado decisiones importantes para el club, como apostar (y acertar) por Ocampos, Cirigliano y Ramiro Funes Mori. Por eso, tras el primer partido del año, que River empató con Brown, dio a entender que alguien lo quería hundir. “Yo no me voy a bajar del barco, salvo que me hagan bajar”, tiró en ese entonces. Ahora, fortalecido por el triunfo ante Instituto, el técnico sigue teniendo claro que el recorrido tendrá poco valor si se falla antes de llegar al final.
Por este panorama, Almeyda insistió en que “¿cómo no voy a festejar la vuelta Primera”? (ya lo había mencionado con énfasis en el Olé de ayer) e incluso contó que tiene pensado invitar a varias personas a la cancha en caso de que se logre el ansiado regreso. En esa lista está nada menos que Juan José López... ”Al Negro lo respeto y lo quiero un montón. Fue uno de los que puso el pecho en un momento complicado y me da pena como terminó. A él lo marcó y no tendría que ser así. Por ahí JJ no puede salir a la calle condenado por el descenso de River y no fue el único culpable. Fuimos todos, hay un montón”, se lamentó Matías. Y agregó que si consigue el ascenso quiere invitarlo para los festejos porque “es una lástima que él no pueda estar cerca de River”.
Si bien su caso es diferente, el Pelado no quiere que Núñez le den “un voleo” y terminar de manera similar a JJ López...

25/4/12

"River empezó a ser el de antes"

El Pelado Almeyda a solas con Olé: asegura que su equipo "vale muchísimo más" que el de JJ, admite que aconsejó a los jugadores que consulten a un psicólogo y anuncia que si ascienden lo va a festejar como loco. Y con la piel de gallina, es un hincha más: "Se terminó el mito de la mitad más uno".
"River empezó a ser el de antes”, resalta Matías Jesús Almeyda, y se saca la capucha del buzo para firmar un nuevo autógrafo a una empleada del club que suspira al regalarle una foto. “Empezó a ser el de antes porque hay un proyecto, se intenta jugar como se jugaba siempre y otra vez el capital son los pibes del club”.
Otros pibes, los que vienen de entrenarse en el baby, pasan, se frenan y se asoman a la antesala que da a la puerta maratón. Los enanos, en puntitas de pie, repiten el procedimiento de los adolescentes que recién terminan de cursar la carrera de periodismo deportivo y de las curiosas cincuentonas que lograron sortear la implacable seguridad aunque los lunes el club esté cerrado.
Al verlo con una estética similar a la que usted aprecia en la página de al lado, todos, chicos y no tan chicas, arquean las cejas y fruncen la nariz. No entienden, pero al menos esta vez lo reconocen. Y vuelven a mirarlo para confirmar que es él, celular en mano, bolsita de nylon con una carta que le entregaron en otra. El encapuchado que ahora se pone la camiseta con la banda roja es el mismo entrenador que, camuflado, se entremezcló en medio del hormigueo del Monumental unas horas antes de la final con Instituto para sentir lo que sienten quienes ahora lo miran a él. Porque aunque sea curioso y paradójico, es así: los hinchas quisieran ser Almeyda, y Almeyda, a veces, quisiera ser un hincha. Sólo eso.
Antes de irse a su casa a cenar con sus tres hijas y su mujer, Luciana García Pena, y a relajarse un ratito mirando National Geographic o History Channel y no Graduados o Lobo, por ejemplo, “porque la televisión está en retroceso”, el Pelado preferiría taparse el rostro una vez más, porque ya sabe con qué va a encontrarse. “El que me levanta la barrera en mi barrio es de Boca y siempre me carga. Entonces, un día pasé y le dije: ‘La próxima vez que vos estés delante de mi auto, te voy a pisar. Y te lo digo en serio: te voy a chocar’. Y él sonrió, pero yo lo voy a chocar de verdad, eh. A mí no me gusta que me carguen porque yo no cargo a nadie. A nadie. Y aunque parezca que soy recontracalentón, la verdad me enojo poco”.
-Evidentemente no te cargó más, porque no saliste en los diarios por haberlo pisado.
-No, no. Ahora me saluda bien. Yo le respondo: ‘Buen día, buenas tardes’ y ya está. Cada uno tiene que tener su lugar, pero a veces no pasa. El otro día, por ejemplo, fui a ver una exposición de barcos y salió una señora grande y me dijo ‘a ver si te vas al entrenamiento y ganamos el sábado en lugar de mirar barcos’. Y yo le contesté: ‘señora, haga lo suyo, que yo también tengo mi vida’. Porque también puedo salir a ver algo o puedo ir a comer, ¿o no? Por eso, ven, no salgo mucho.
-Estás obligado a vivir en una burbuja.
-Este año, sí. Este año, sí. Por eso me aíslo, o me voy al río, o al campo, o voy al cine a la función de las 12 de la noche aunque lo hice pocas veces porque a mi señora le gusta pero yo quedo cansado de verdad, o me camuflo como hice el otro día antes del partido con Instituto.
-¿Cómo se te ocurrió la idea de camuflarte entre la gente el sábado?
-Porque si salgo sin nada, me conocen y me tengo que detener a hablar, porque yo soy muy respetuodo de la gente. Y quiero vivir algunos momentos como los vive una persona común, sin que nadie te mire. De repente voy a pasear con mi señora y mis nenas, y no puedo estar. Y camuflado ya anduve por muchos lugares. A veces iba al supermercado a hacer las compras así. Porque no me bancaba que me dejaran pasar por ser conocido. No me lo bancaba.
-¿Por ser Almeyda no podés vivir como alguien “normal”?
-Sí. Por la exposición, no puedo.
-¿Y qué cosas de una persona común hace el técnico de River?
-Un montón. Corto el pasto en casa, juego a la pelota con mis amigos, ehhh, hago las compras... Pero bueno, llega un momento en que después me cansa todo esto de estar tan expuesto y entonces, le meto un freno. Hoy, siendo técnico, cada vez que salgo le tengo que dar explicaciones a alguno. Y no siempre me hacen las preguntas de buen modo. O está el que te grita ‘¡eh, gallina!’. Y a mí no me da lo mismo.
-¿Tuviste que plantarte ante alguien?
-No, salvo con el de la barrera de mi barrio que les contaba, por suerte no.
-¿Y si en el supermercado te tiran un paquete de yerba?
-Le tiro la góndola, je. Pero la mayoría de la gente es respetuosa.
-A propósito: ¿sabés a cuánto se fue el kilo? -No, ni idea. Lo que meto al changuito, lo meto. Por suerte hoy lo puedo hacer. Tuve un tiempo en que miraba y contaba, y hoy más que nada cuenta mi señora. Y antes de que me pregunten, en colectivo no viajé nunca más, y no quiero viajar tampoco. En tren viajé, en micro de larga distancia hace tres años, un día que me fui a Pinamar. Pero no quiero viajar más. Si viajé demasiado, y lo sufrí. Me bañé mucho tiempo con agua fría y hoy cuando el vestuario de River tiene agua fría, no me baño. Me dicen ‘qué, ¿te agrandaste?’. No, me cansé. Ahora tengo la posibilidad y quiero el agua caliente.
-¿Podés disfrutar de ser vos?
-Sí. Y estoy feliz de ser Almeyda, con todo lo que estoy viviendo. Y ojalá lo pueda coronar con mi deseo. Se lo pido a Dios que se pueda concretar. Porque ahí está la alegría de un montón de almas. Y el dolor tan grande que le ocasionaría a otros... Entonces pido por ellos (se ríe).
-Hablando de “ellos”: ¿aceptarías ser técnico de Boca?
-No, nunca. Nunca. Yo soy de River. Yo nací acá. Así como camino entre la gente antes de los partidos para sentir otras sensaciones, viví tres meses en un lugar como éste que compartíamos 30 jugadores. Muchos pensarán que lo digo para quedar bien, y no. Es porque lo siento: a River lo llevo en lo más profundo de mi corazón. Están mi familia y mis amigos, y después viene River.
-¿Seguis pensando que son la mitad más uno?
-Ahora somos más. River es impresionante. Se terminó el mito de que ellos son la mitad más uno, y está demostrado en cada provincia que vamos. Porque Boca sale también a las provincias, eh. Y hay algunas a las que ha ido y no llenó la cancha. Nosotros llenamos en todos lados. Yo siempre digo que si River sigue creciendo, al Monumental habrá que hacerle tres bandejas más. Y las llenará.
-Vos que te preocupás tanto por tu imagen, ¿no tenés miedo de que te consideren un vendehumo por esto?
-Si es verdad... El partido más visto del otro día fue el de River. Y si ven a las recaudaciones de los cuatro últimos campeonatos, el que más recaudó fue River. No creo que mientan tanto los números. Aunque pueda resultar demagógicoo, lo puedo decir porque lo caminé. Contra Instituto eran las ocho y media de la mañana y ya había gente acá.
-Bastante lío tenés en tu cabeza. ¿Realmente querés sumarte otro y jugar la final de la Copa Argentina contra Boca?
-El que quiere ser campeón tiene que jugar con todos. Pero primero que estemos ascendidos y ahí sí, después la jugamos...
-¿Te gustaría festejar el ascenso en el paraavalanchas?
-En cualquier lado lo festejaría. Sería el logro más lindo de mi vida deportiva. Por suerte puedo disfrutar de los partidos y también de los hinchas. Al final de mi carrera, mientras jugaba, pude mirar: pude ver a mi familia en la cancha, pude ver a la gente saltando, interpretar las canciones. Y de ir, iría arriba. Voy a confesar algo: de jugador nunca fui a una tribuna. Nunca. Porque no acepto los comentarios. Para pelearme con un hincha, prefería verlo por tele.
-¿Es verdad que si vuelven a Primera te vas a tatuar el escudo?
-Sí, me haría cualquier... No, cualquier cosa no porque se puede llegar a pensar mal. En realidad, alguna vez tuve pensado eso, pero ahora no hay tiempo para programar: hay que pensar en el domingo.
-¿Y cómo vas a hacer para que no se relajen después de la gran victoria contra Instituto?
-Este River lleva una gran ventaja respecto del que jugué yo: en aquel nos relajamos un montón de veces y nos fuimos a la B. Acá no hay tiempo para eso ni para creerse nada. Y los jugadores lo tienen asumido. Hay que jugar todos los partidos como contra Instituto. Con esa entrega, solidaridad, compromiso y convicción. El sábado jugaron un partido de hombres. Perfecto. Esa es la idea, pero no siempre sale.
-¿Un planteo como el del sábado levanta tu autoestima?
-No, levantaría mi autoestima si fuera egoísta y pensara en mí. Y yo pienso en River, como cuando me decidí por Ocampos o Ramiro Funes Mori. Lo hago porque creo que a River le viene bien. Hoy tiene un plantel que vale mucho dinero, muchísimo más que el River en el que jugaba yo. Y soy gran parte de esa apuesta económica. De hecho, hay un montón de clubes que quieren a Ocampos, Abecasis, los dos Funes Mori. River empezó a valer. Empezó a ser el de antes. Pero estamos en la B Nacional.
-¿Te duele cada vez que decís ‘estamos en la B Nacional’?
-No, porque lo estoy afrontando. Soy realista. Y nunca subestimé a nadie. Ese dolor que tienen muchos que dicen ‘estamos en la B Nacional’... Y sí, nos lo merecimos y acá estamos: afrontándolo y poniéndole el pecho. Escucho que algunos dicen que si salimos campeones, no tenemos que festejar. ¡¿Cómo no vamos a festejar?! El que no festeja es porque se cree más que el resto. Y eso en mi vida no existe.
-¿Cuánto envejeciste en estos diez meses?
-Muchos me han dicho: ‘te veo peor, avejentado’. Lo que pasa es que el cansancio mental es grande. Yo estoy todo el tiempo pensando. Y seguramente está reflejado en mi cara y en mi cuerpo.
-¿Te sentís agotado a esta altura?
-No. Me siento con una fuerza terrible.
-¿Un año como técnico de River a cuántos equivale en otro equipo?
-Este año de River son siete de otro técnico, je. Siete en uno estoy haciendo.
-¿Ya te sacó canas?
-No, me está sacando pelo, que es lo que más me molesta. No se me cae pero por las dudas lo estoy tratando todas las semanas. Y arrugas. Soy el único técnico que en todos los partidos tiene un plano de cerca. Nunca lo vi. Y me matan con las arrugas, eh. Lo mismo pasa con la parte técnica: me analizan más a mí que al equipo, y tendría que ser al revés.
-Ahora se dice que te recibiste de técnico.
-Y lo mismo dijeron cuando saqué a Cavenaghi y al Chori. Y fue algo normal. El jugador no tiene que entender las decisiones sino aceptarlas. Si no, esto pasaría a ser un colegio. Pero hay cada crítica...
-...
-Igual que con los goles: tendríamos que meter 100 para que todos estén contentos. Pero es imposible ser como el Real Madrid. Estamos en la B Nacional. ¡En la B Nacional! Y todos se tienen que dar cuenta y ser conscientes de dónde estamos.
-Cansado, con más arrugas y menos pelos, igual te las arreglás para jugar al fútbol con amigos.
-Sí, Tenemos un equipo con Chamot, Roa, el kinesiólogo Marcos Loyarte, Amato y su hijo, el Beto Acosta y el suyo.... Y jugamos un torneo de 11 en Nordelta. Somos España nosotros. Pero como es abierto, hay pibes jóvenes que van muy rápido.
-¿Y de qué jugás?
-Ahora juego libre. Ya me cansé de correr...
-¿Sos como el Chori, digamos?
-Y, no llego a tanto.
-¿El Maestrico González al menos?
-No, no. Estoy lejísimo. Me canso rápido ahora. Desde que arranqué como técnico no me entrené más. Y fumo. Y duermo menos.
-¿Cuántos fasos te fumás por día?
-Y, la verdad, los días de partido fumo bastante. En la semana fumaré cuatro, cinco, siete por día. Pero ojalá pueda dejar...
-¿A tu psicóloga le decís que el 80% del ascenso va a ser suyo?
-No, si el que se sienta y viene acá todos los días soy yo.
-¿No vas a compartir el premio con ella?
-No. Con ella hablo de mis problemas personales. Yo también tengo otra vida: no es sólo fútbol lo mío.
-¿En el diván no analizás el tema de los celos de Cavenaghi con Trezeguet, por ejemplo?
-No, porque estoy muy tranquilo y confiado en cada decisión que tomo. La psicóloga influye en mi vida, pero hablo mucho con mi señora, también. En ella tengo una gran descarga. Analiza un montón y también escucha un montón de cosas.
-¿Qué te cuenta que le dicen los hinchas en la Belgrano baja?
-Que siempre tienen palabras de aliento para mí. Pero ya le dije: no quiero que mi viejo venga más a la cancha porque sé que es imposible que de las 60 mil personas me quieran todas. Y son 60 mil técnicos. Pero bue, mi señora viene con mis nenas y las esposas de los jugadores.
-¿A ella, como hincha, le gusta cómo juega el equipo?
-Sí.
-¿Y qué crítica te hace?
-Ninguna. No tiene permitido hacerme críticas.
-Nunca te dijo ni un ‘poné a Trezeguet’.
-No. Sabe que mi mente tiene que estar fría para decidir. Si tengo que escucharla a ella, a mi papá, a parte de la gente conocida, mi cabeza no estaría para nada fresca. Y las decisiones las tomo yo. Siempre.
-¿Por la presión que tienen, a los jugadores les recomendaste que consulten a una psicóloga?
-Yo les aconsejo que tengan un psicólogo personal. En el fútbol, donde pasás de la montaña al pozo ciego, es importante tener un análisis de afuera. Y ya se está tratando el tema de poner psicólogos en las Inferiores. Considero que dentro de un proyecto tendría que haber gente capacitada para hablar del grupo. Porque cuando los grupos están unidos, marcan la diferencia. El ejemplo de eso es el famoso vuelo de los gansos: los gansos hacen una demostración de lo que es el compañerismo cuando vuelan en forma de V. No hay líderes. Uno va primero, y cuando se cansa va a la parte de atrás y otro pasa adelante; cuando uno se cae, bajan tres a agarrarlo; nunca un compañero queda solo. El fútbol es lo mismo, y yo lo explico de esta manera. Si el grupo está unido de verdad, con sinceridad, sin egoísmos ni envidias, los equipos crecen. Porque en la cancha no es lo mismo: si te saludo mal, te voy a dar la pelota igual..
-¿Esa frase es para un twitter? ¿Para cuándo tu cuenta?
-Nunca. No los entiendo y me volvería loco. Con decirte que ya no quiero tener más teléfono. Creo que en una semana más no tengo más celular.
-¿Podría vivir sin celular el técnico de River?
-Sí, ¿cómo que no? Cuando debuté en Primera no había celular y estaba bárbaro. Hoy me llegan millones de mensajes al celular y no todos son positivos. Hay mucha gente que quiere que mi mente se desestabilice. Y yo los leo y me hace mal. Por eso no quiero tener más teléfono.
-¿Qué tipo de mensajes te perturban tanto?
-No son amenazas, pero sí provocaciones y otras cosas que no quiero escuchar. El que cree en mí, que crea. Y el que no, que no me escriba nada.
-¿Vas a las reuniones de padres del colegio?
-Cuando tengo tiempo, sí. Desde que arranqué a ser técnico va más mi señora, pero cuando puedo, estoy. Soy un padre presente. Y viste que los colegios católicos hacen eso de la catequesis familiar y está bueno, voy, me gusta.
-¿Te molesta que en ese ámbito algún padre te haga un comentario del descenso de River?
-No, a mis nenas sí las cargan los chicos. Pero a mí me conocen y lo que menos hablamos es de fútbol. Por eso voy. Ahí es donde siento que soy parte del resto de la jauría (se ríe).
-Tu nena te había dibujado como un león vencido. ¿Cómo creés que te dibujará en junio?
-Como el rey de la selva. El verdadero rey de la selva.

Fuente: Diario Olé

15/4/12

Conferencia de prensa de Matias

“A Instituto lo estamos esperando”

Almeyda repitió elogios para el puntero pero tiene mucha confianza en que “se le puede ganar y achicar la diferencia”.

Como hincha, es un partido que quiero ver. Y como técnico, un partido que quiero dirigir”. Matías Almeyda trata de aclarar que el duelo del sábado que viene ante Instituto no es definitorio, pero lo vive con la pasión de una verdadera final. “Yo dije que es uno de los equipos que mejor juega en la Argentina y lo estamos esperando, claro. Va a ser un partido lindo, un gran espectáculo, y esperamos poder achicar la ventaja que nos lleva”, dijo el Pelado.

El DT de River no se pone colorado al reconocer el alto nivel futbolístico del puntero del campeonato. “Muchos se dieron cuenta recién ahora de lo bien que juega Instituto, pero yo lo supe desde la tercera fecha. No te podés equivocar porque lo pagás sacando del medio”, regaló flores Almeyda. Aunque enseguida remarcó que “nosotros estamos a la altura de ganarle, ya lo demostramos cuando jugamos en Córdoba, donde le cortamos los circuitos de juego y nos perdimos muchos goles”, recordó Matías. Y contó que espera “que ahora salga un partido similar pero con la diferencia de que podamos convertir las situaciones que generamos para poder quedarnos con los tres puntos”.

A pesar del bajo rendimiento colectivo de River, la confianza del Pelado para recibir a Instituto en el Monumental se basa en la propuesta del rival. “Es un equipo que propone otra cosa. Va a ser un partido abierto y nosotros en esos espacios podemos encontrar el funcionamiento que venimos buscando. E estamos acostumbrados a que los rivales nos hagan planteos cerrados y con Instituto va a ser diferente”, detalló el entrenador sobre cómo se imagina el que puede ser el partido del campeonato.

De todas maneras, Almeyda tiene claro que, cualquiera sea el resultado ante Instituto, el torneo no se termina el sábado. “Es importante porque podemos acortar la diferencia, pero después quedan muchas fechas por delante”, dijo, con la tranquilidad que le dio el triunfo ante Huracán. Para el Pelado fue un alivio porque apostó fuerte con los cambios y le salió bien. “En el segundo tiempo el equipo tuvo otra entrega y por eso pudimos ganar”, elogió, y también destacó que “no es fácil jugar con la presión de estar obligados a ganar; a mí me tocó estar en momentos difíciles de River y sé que la pelota parece de fuego”.

Es cierto, lo que quema en Núñez es el deseo de volver a Primera. Y para calmar un poco esas llamas vendría genial un triunfo ante Instituto. Almeyda y todo River lo esperan.

Habla Matias tras el partido con Huracan

"Ahora, el tridente funcionó"

Publicado el 15/04/2012 - Más que alegría, en el rostro de Matías Almeyda, el técnico de River, se vislumbraba una sensación de alivio, luego de la victoria de los millonarios ante Huracán por 2 a 0. El entrenador se mostró conforme por la entrega en el segundo tiempo y dijo que los cambios fueron claves en la conferencia de prensa posterior.
“Arriesgamos porque necesitábamos ganar. Uno trata de decidir rápido los cambios. Acertamos con los jugadores que entraron y fue cuando pudimos ganar el partido. Siempre arriesgamos”, señaló Almeyda, que destacó que “esta vez, el tridente funcionó”, al referirse a los 38 minutos que compartieron en la cancha en el segundo tiempo Cavenaghi, Chori Domínguez y Trezeguet, que ingresó.
“Siempre tratamos de salir jugando, por eso a veces equivocamos el camino. Esta vez fue un escalón más arriba”, explicó Almeyda, que pidió 24 horas de paz antes de empezar a planificar el partido del próximo fin de semana ante Instituto, el líder del Nacional B, al que el “Pelado” dejó en claro que River recibirá en el Monumental, pese a que el estado del campo de juego no es óptimo. “Por ahí, muchos se dieron cuenta que Instituto jugaba bien hace algunas fechas, yo me di cuenta en su tercer partido”, agregó el Pelado.
Importancia
“Era fundamental ganar hoy (por ayer) para seguir en la pelea de arriba. De ahora en más, las pérdidas de puntos son determinantes”, consideró Almeyda.
El entrenador de River Plate, Matías Almeyda, recordó ayer que sus dirigidos fueron dominadores de Instituto en el partido de la primera ronda, en Córdoba, y afirmó que lo esperan “con muchas ganas” el próximo fin de semana en el Monumental.
“En Córdoba fuimos dominadores, pero no supimos aprovechar las chances que tuvimos. Esperemos que éste sea igual en cuanto al desarrollo, pero diferente a la hora de la definición’, precisó Almeyda en conferencia de prensa.
El director técnico expresó el deseo de enfrentar a Instituto “con buen manejo de la pelota y protagonismo”, aunque reconoció que en los últimos desafíos esto no le “está resultando nada fácil” a River.
“Pero todo cuesta, y los jugadores están conservando demasiado bien la paciencia que les pido. Siempre hay cosas que mejorar, y esperamos a Instituto con muchas ganas”, enfatizó.
Almeyda consideró que el equipo subió “un escalón más” en su camino de regreso a la Primera División, mas avisó que La Gloria es “uno de los mejores equipos de la Argentina” y que “hay que respetarlo como tal”.
Revancha
Acerca del triunfo sobre El Globo, resaltó: “Siempre que uno viene de una derrota, en el partido siguiente quiere revancha. Ya la habíamos tenido disputando la Copa Argentina, pero era importante ganarle a Huracán para seguir en la pelea de arriba. Era fundamental”.
El “Pelado” subrayó que “a veces sale bien, muy pocas salió mal, pero River siempre tomó riesgos y fue a buscar cada partido”. “Esta vez acertamos y el tridente funcionó”, concluyó Almeyda.
El entrenador de River, como de costumbre, vivió ayer el partido muy tranquilo. Luego del 2-0, se lo vio sonriente. l

10/4/12

“Presión tienen los que no pueden darles un plato de comida a sus hijos”

Almeyda buscó desdramatizar el momento y dejar un mensaje optimista: “No nos podemos caer”. Y resaltó que “los grandes deben asumir la responsabilidad”.Siempre que uno pierde un partido queda más pensativo que nunca, pero estoy tranquilo y con fe. Quedan 10 partidos y no nos podemos caer por nada del mundo”.Voz firme que igual denota el dolor por el 0-1. Temple para explicar hasta lo que parece inexplicable. Coraza para que no impacten balas que surgen del frente interno y también externo. Espalda ancha. Y un mensaje contundente en cada frase. Así se mostró Matías Almeyda, haciéndose cargo y como referente (una vez más) de otro momento complicado en su River.En este contexto, el Pelado buscó bajar el grado de dramatismo sobre cada tema. Por eso, sostuvo: “Se vive a mucha velocidad y la crítica siempre está para destruir. La semana pasada yo era el mejor técnico, con personalidad y huevos. Y ahora... No me creo una ni la otra. Hay muchas exageraciones”. Por eso, aceptó: “El Chori, Cavenaghi y Trezeguet pueden jugar juntos, lo sigo pensando. Y estoy conforme con sus rendimientos”. Por eso, analizó: “A veces erramos pases y caemos en un laberinto en el que no hay confianza para intentarlo de nuevo. Es algo bastante psicológico y debemos entrenarlo”.Y cuando hasta en el canal Gourmet se vuelve a hablar de un River en crisis y se explica qué tiene que pasar para que vuelva a la A, el entrenador dejó en claro que la situación no deberá ser afrontada por cualquiera: “Vamos a superar esto y no tengo dudas porque el grupo está unido. Tenemos revancha el fin de semana que viene y debemos estar bien... Fui partícipe del peor momento de River con muchos jóvenes. Los grandes tienen que asumir la responsabilidad, no puedo recaer en los pibes”. En el cierre de su aparición mediática (charla con Fernando Niembro), Almeyda escuchó una palabrita que conoce a la perfección y que afrontó con absoluta contundencia: “Hay mucha presión, pero la tenemos que tomar desde otro lugar. Presión tiene que sentir el que sale a la mañana a laburar todo el día y no le puede dar un plato de comida a su hijo. El que tiene a alguien enfermo y no le puede comprar los medicamentos. Hay un montón de cosas más graves que el fútbol... El fútbol es pasión y esa misma pasión a veces no te deja pensar y reaccionar. Pero estoy con fe y tranquilidad, y puedo pensar. Ojalá que mis pensamientos sean buenos”.Todo River espera lo mismo.

1/4/12

El partido que ganó Almeyda

El Pelado arriesgó y se le dio: sacó a Cavenaghi y al Chori estando 0-0 y River festejó. Se recibió de DT.

Ser entrenador no es repartir 11 camisetas titulares y sentarse en el banco. Es tomar decisiones acertadas con inteligencia y personalidad. Por eso anoche Matías Almeyda recibió el diploma de técnico en el Monumental. De la misma manera que metía en la cancha, el Pelado mostró huevos y fue al frente en el momento más delicado para River en la temporada. Apostó más fuerte que nunca, porque se jugó la cabeza al sacar al Chori Domínguez y Cavenaghi cuando el partido estaba 0-0. Si esa jugada le salía mal, su figura seguramente iba a perder fuerza frente a los dirigentes y también en el vestuario. Pero Almeyda metió un golazo y fue, junto con Trezeguet, el gran protagonista del triunfo de River.

La cara del técnico al costado de la cancha reflejaba cómo jugaba el equipo. Contra dos rivales del mismo color, Ferro y el maltratado césped del Monumental, a River le costaba dar dos pases seguidos y avanzar. Ocampos lo intenta por la izquierda a espaldas de Pereyra Díaz (delantero puesto de volante) y el tándem Abecasis-Carlos Sánchez mostraba la misma voluntad por la otra banda. Todos chocaban, trastabillaban. Esta vez el Chori se movió bien hacia los costados y encontró algunos espacios para encarar de frente a los defensores, aunque siempre fallaba en los metros finales. Sin juego asociado, Cavenaghi y Trezeguet esperaban en el área, pero todos sus compañeros erraban el camino: insistían con el toque corto por abajo en vez de aprovechar el poderío ofensivo de David para el cabezazo y el oportunismo del Torito. Si no se podía entrar con la pelota al piso, ¿por qué no probar por arriba teniendo una testa de elite como la del francés? La primera modificación de Almeyda fue tan ambiciosa como lógica, porque sacó a un defensor (Abecasis) y metió al picante Keko Villalva para que desborde por la derecha. En cambio, a los 27 minutos del segundo tiempo, el Pelado pateó el tablero y sacó a las dos estrellas hasta ayer intocables: afuera el Chori y Cavena- ghi; adentro Aguirre (pedido por los hinchas) y Gabriel Funes Mori. Esta decisión fue la mayor muestra de autoridad y convicción del técnico. Porque si bien el 9 y el 10 estaban para salir, en los cambios también hubo un mensaje para los dos referentes.

Con Aguirre al lado de Ponzio aunque siempre vertical, el Melli con más movilidad y juego aéreo que Cavenaghi y el Keko a pura velocidad por la banda, el equipo no ganó tanto en control de pelota pero sí en agresividad: jugó a otro ritmo, con más intensidad. Ah, casualidad o causalidad, Trezeguet se hizo dueño del área y fue la figura. Porque metió el penal y cerró con una obra maestra. Tan golazo como el de Almeyda...