22/2/12

Fuerza Delta

Almeyda repitió la cábala de la semana pasada: llevó a los jugadores a una isla en Nordelta para comer un lechón asado por su papá, pescar y generar mística.

El asado a punto o quemado a lo bonzo? ¿Las mojarritas se sacan con caña o con mediomundo? ¿Y los bagres? ¿Y las palometas? ¿Y la bogas? Más que meditar en torno al burocrático artículo 225 o a los Desamparados de San Juan, los jugadores de River ejercitan los martes otras inquietudes. Cerca de un buen fueguito y al borde de uno de los brazos del Delta, las inquietudes se llaman comer y pescar. O pescar y comer. Bah, lo mismo da: el objetivo esencial del baqueano que comanda la excursión, Matías Jesús Almeyda, es que el grupo encuentre su momento de profunda intimidad a orillas del río. Un River Mystic, tal cual la película con Sean Penn.

Es que la mística explica el encuentro fuera de horario laboral. Ya van dos semanas con una rutina que se repite: entrenamiento en el Buenos Aires Football y posterior caravana hasta Nordelta. El papá de Almeyda se arropa de asador profesional. Los comensales -o los aspirantes a pescadores- llegan cada uno con su plato, cubiertos y los vasitos descartables, como en un picnic colegial. Allí, bajo el sol de una ciudadpueblo privada, el objetivo es que nadie se prive de sentirse parte del grupo River.

La excursión es estrictamente reservada para futbolistas y cuerpo técnico. Comenzó en aquellos días en que Almeyda sintió que lo querían mover del bote. Sus jugadores, entonces, le tiraron un par de remos de apoyo. Varios sugirieron que se bajarían junto con este capitán-DT. Pero enseguida la corriente del río cambió. Aparecieron los triunfos contra Chacarita e Independiente Rivadavia de Mendoza. ¿Casualidad o efecto de la magia de los asados y pescados? La respuesta es que los goles de Ocampos, Cavenaghi, Chori y Trezeguet ayudaron a creer en ese pariente tan cercano a las coincidencias que en el fútbol se denomina cábala.

Ayer fue martes. Otro martes para embarcarse a esa isla mística. Primero hubo que esperar a que Trezeguet y el Maestrico González finalizaran la sesión de kinesiología para emprender el paseo. Luego hubo que advertir otras situaciones. “¡Indio, tranquilo, lleva vasos solamente para vos!”, le tiraba unas cuantas ironías Cavenaghi a Vega. Nico Domingo paseaba ante el grupo sus conocimientos teórico-prácticos sobre tanzas, boyas y anzuelos. ¿Cuál será el secreto? El secreto es evitar que alguna vez suceda lo de otros reconocidos vestuarios. Es saborear el lechón que ayer preparó don Almeyda. Es creer en esta Fuerza Delta (o del Delta) para lo que viene.

Fuente: Diario Olé

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