21/12/10

Se rie del documento

Matías Almeyda es más que nunca el líder futbolístico de River. Y aunque parezca una contradicción, el jugador más importante para el futuro inmediato. Tiene calidad y cuerda para rato.

Más allá de lo que diga el documento de identidad, Matías Almeyda es el alma de este River a los 37 años. Un dato que puede no hablar bien de River, pero que lo pone en un lugar de privilegio, sobre todo para los hinchas. El Pelado, cuando decidió pegar la vuelta, venía de cuatro años de inactividad, pero la última etapa de su carrera no había sido buena, como su aparición en Quilmes para jugar una Libertadores o su aventura en Fénix, donde nunca pudo hacer pie. Probó suerte en el showboll de Maradona y hasta en el Súper 8, el torneo de veteranos que fue su verdadero trampolín para animarse a volver. Y el 19 de agosto del 2009, contra todos los pronósticos, acordó su regreso a River. “Vengo a sumar, si me toca ser aguatero me la banco”, declaró el Pelado, confiando más que nadie en sus condiciones.

Una lesión de Ahumada le abrió la puerta y Gorosito lo convocó junto a otros dos próceres como Gallardo y Ortega. Almeyda, a diferencia de los otros dos, llegaba tras cuatro años de inactividad y era una verdadera incógnita. Sin embargo, no desentonó y fue uno de los mejores del plantel. También tuvo un buen pasar con Astrada, a pesar de que los resultados no se dieron, pero de a poco fue convirtiéndose en el jugador clave, el fundamental, y no sólo por su manera de jugar, también por lo que generó en el grupo, en los más jóvenes principalmente, que rápidamente se contagiaron de sus ganas.

Cuando asumió Angel Cappa en River hubo un hecho que marcó realmente lo que significa Almeyda para River y, más claro aún, River para Almeyda. Angel les había dicho a él ya Marcelo Gallardo que no tendrían la titularidad asegurada, que nadie jugaba por el apellido y que la iban a tener que pelear como el resto. Y ahí los dos tomaron por diferentes caminos: Gallardo decidió partir y Almeyda quedarse para quemar sus últimos cartuchos con la camiseta del club que ama. Y se ganó el lugar y fue el jugador más importante del ciclo de Angel junto a Carrizo. La caída de Cappa fue cuando se lesionó Almeyda y River estuvo siete partidos sin ganar.

De sus condiciones futbolísticas no hay mucho más para agregar. La contiuidad lo fue consolidando y físicamente logró que se borraran los años de impasse. Fue el líder también desde la llegada de Jota Jota, aunque antes de que asumiera el Negro hasta se especulara con un Almeyda técnico - jugador. Pero Almeyda enseguida se situó como líder para este nuevo ciclo, esforzándose y hasta arriesgando más de la cuenta para poder jugar el superclásico. Venía de una lesión en la rodilla y una recaída hubiese significado prácticamente el fin. “Ese partido lo juego hasta en silla de ruedas”, había declarado cuando se lastimó. Y llegó, porque así es Almeyda, un luchador.

Ahora a los 37 se plantea nuevos desafíos, pero todo indica que el nuevo River también girará en torno a su figura. Es el que mejor entiende el momento del club porque también fue protagonista en la gloria. Aunque el documento lo ponga cerca del retiro, todo indica que hay Almeyda para rato.

Fuente: Diario Olé

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