Almeyda confesó que recibió el apoyo del Negro López y no se dejó tentar por la euforia: “Este camino será infinito”.
No creo que Juan sea el único culpable de lo que le pasó a River. Tengo un gran recuerdo de él. Y cuando asumí, Jota Jota me llamó para felicitarme y para darme fuerza”.
La frase de Matías Almeyda sonó como una confesión. Un secreto íntimo, una conversación que tenía guardada con orgullo: el apoyo literal del último entrenador que tuvo como futbolista profesional. Precisamente, la persona que debió cargar con el peso de estar sentada en el banco de suplentes la tarde del histórico descenso de River en la B Nacional. “La cruz no debe tenerla Juan José (López): nos queda a todos. Todos fuimos culpables de lo que pasó. Se habló de la época de Aguilar, se lo mencionó al Cholo (Simeone), pero creo que todos estamos metidos en el mismo barco. Quisimos hacer lo mejor y nos salió todo al revés”, sentenció el Pelado en Debate Final, por Fox Sports.
Almeyda no se subió al tren del liderazgo del campeonato: “Esto será un camino infinito. Hay un argentinismo que nos hace sentir superiores al resto. Pero tanto en la vida como en el fútbol, no debemos subestimar a nadie. No voy a inventar nada en el fútbol. Lo único que puedo agregar es trabajo”, explicó el técnico, aquejado por unas líneas de fiebre.
Cuando le consultaron sobre los picos más altos del juego de su River, se rindió ante los pelados Sánchez y Aguirre, entre otros refuerzos: “Los que traje rinden mejor que yo. Este es un River más solidario y más ofensivo. Creo que el fútbol bien jugado lo podés hacer en la C, en Azul o en Inglaterra”, afirmó Matías Jesús. Y de paso, envió un mensaje veteado de un tono autocrítico: “Hasta los primeros 35 minutos fuimos muy imprecisos. Nos equivocamos mucho con la pelota. De todas formas, fue un partido atípico, es normal que el jugador tarde en meterse. Si errás el pase cuando hay gente, escuchás el murmullo y te concentrás más”, dijo.
El Pelado, que por la mañana recibió una bandera de regalo de un hincha, cerró: “Aquellos que dudaban, no me llamaron más. La mayoría de la gente que te quiere le tiene miedo a tu fracaso. Yo creo en mis convicciones. Como DT, volví a tener sueños. Ojalá que River pueda subir para que el espectáculo vuelva a ser completo”.
Fuente: Diario Olé
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