9/5/10

Almeyda no se negocia

La expulsión del Pelado pudo significar la despedida del ídolo. Es que Cappa le habría advertido que no será prioridad a partir del próximo semestre. Pero antes de tomar una medida, el técnico debería comprender todo lo que significa el volante para el Mundo River, adentro y afuera de la cancha.

Es respetable que Angel Cappa pretenda armar el equipo del próximo semestre a su antojo, con aquellos jugadores a los que considera mejor preparados físico y técnicamente, o simplemente con aquellos en quienes más confianza tiene. Después de todo, es potestad del técnico decidir quién se puede ajustar mejor al esquema y la idea de juego que propone. Y más aún en casos como este, en el que técnico entrante hereda un plantel golpeado y al borde del precipicio.

Acaso, cómo pretender la salvación imponiéndole condiciones de antemano al supuesto salvador. No hay manera. Si lo trajeron, hay que dejarlo trabajar de la forma que cree, piensa y entiende. Porque después de todo, y pese a que algunos le reprochen el no haber ganado nada, tan mal no le fue. Pero el caso Almeyda es extraordinario, no hay razón o librito técnico que se le ajuste.

En primer lugar, porque se trata del ídolo que se animó a arriesgar toda su gloria cuando nadie se animó; porque bajó del cómodo pedestal al que escaló con la Libertadores del 96 para embarrarse hasta la médula por la camiseta. Aún a sabiendas de que se metía en la boca del lobo: en el club de la peor dirigencia de la historia, de las arcas en rojo, de la política enfermiza y de los promedios agobiantes. Y en segundo lugar, porque se trata de la representación del hincha adentro de la cancha.

De aquél que tiene 36 y mete como si tuviera 20; que sólo cobra si gana; que contagia a hinchas y compañeros por igual con cada bravura; que no mide conveniencia si de la camiseta o el equipo se trata; y que sale a la cancha con la única ambición de despedirse del club de la misma manera en la que se crió: ganador. Por eso Don Ángel, piénselo dos veces. Almeyda, la gente y River merecen otro final. Pero por sobre todas las cosas, recuerde que -como decía Simeone- “el sacrificio no se negocia”. Y el Pelado de eso conoce de sobra.

Fuente: riverplate.com

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