Acostumbrado a copar la mitad del terreno de juego, a Matías Almeyda le fue imposible digerir la facilidad con la que Boca se adueñó del mediocampo desde el inicio del encuentro. Entonces, poco a poco fue perdiendo el control y la paciencia, hasta contagiarse del nerviosismo que reinó en el equipo de Juan José López durante gran parte del partido.
Así lo demostró el propio capitán a los 23 minutos de juego, cuando sacudió a un Martín Palermo que había bajado a recuperar la pelota e intentó escaparse a puro firulete. Ahí nomás, el Pelado le pegó una patada desde atrás que terminó con el goleador de Boca con un fuerte golpe en el tobillo derecho y con el ídolo millonario amonestado desde muy temprano.
Para colmo de males, a los 31, en su intención por encontrar la igualdad antes de que finalizara el primer tiempo, Almeyda se apresuró al salir del fondo y regaló una pelota crucial en el círculo central, que derivó en el 2-0 de Boca. Un golpe de KO que terminó por significar la victoria xeneize en Mar del Plata y por condicionar la actuación del líder riverplatense.
Es que a partir de ahí, el Pelado no pudo hacer pie en el mediocampo y su papel se siguió desdibujando con el correr de los minutos. En el complemento, aportó poco en la marca (¿cómo hacerlo con Ballón como dupla central?) y apenas intentó sorprender improvisando algunos remates de media y larga distancia. Pero así tampoco tuvo suerte y, ya harto de un partido completamente adverso para La Banda, descargó su bronca reventando una pelota que había quedado boyando en el campo de Boca. A pura impotencia, sí, como la de todo River.
Fuente: cariverplate.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario