La publicidad que una importante fabricante de automóviles a nivel mundial realizó utilizando como ejemplo de potencia y resistencia a Javier Mascherano, se podría haber aplicado tranquilamente al Pelado, quien semana tras semana continúa ratificando lo bien que se encuentra.
No hace falta recorrer las calles de Azul para buscar explicaciones sobre el estado físico de Matías Almeyda. Tampoco solicitar la colaboración de un detective ni la de un médico especialista en intervenciones quirúrgicas para saber cuáles son las razones por las que tiene un despliegue conmovedor a los 35 años y deja todo, pese a ni siquiera estar condicionado por el aspecto económico.
El Pelado siente pasión por la camiseta de River. Regresó en un momento muy complicado y cuando muchos tenían serias preoupaciones sobre el nivel que podía llegar a tener el mediocampista, tras su paso efímero y negativo en Fénix (equipo de la Primera C), demostró que le sobra calidad e inteligencia para cumplir un buen desempeño durante los 90 minutos.
Anoche volvió a tener una actuación destacada, con el temple necesario para disputar encuentros calientes y contra rivales importantes, tal es el caso de Estudiantes de La Plata. Manejó los tiempos cuando River tuvo la pelota, recuperó y distribuyó con criterio y, por si fuera poco, realizó una barrida extraordinaria para impedir que Leandro González escapara hacia el arco defendido por Daniel Vega, cuando se estaba jugando el descuento.
Almeyda no tiene un motor dentro de su cuerpo, como sí tenía Mascherano en la extensa publicidad. El verdadero secreto del volante central, que llevó el brazalete de capitán contra el conjunto dirigido por Alejandro Sabella, es el compromiso, la dedicación y el entusiasmo que le pone a cada entrenamiento. Sin necesidades económicas de por medio, el objetivo del Pelado es volver a sentir la sensación inigualable de dar una vuelta olímpica en Núñez, algo que se merece por todo lo que significa para River.
Fuente: www.riverplate.com / Fotobaires
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