22/7/11

"Tengo un ataque de lujo"

Almeyda le dijo a Olé que Cavenaghi y el Chori son jugadores que marcan la diferencia en cualquier categoría. Con un gol cada uno lo demostraron en el primer ensayo de fútbol de su ciclo. Y eso que el Pelado todavía no los juntó.

El hermetismo cede ante la pasión. La rutina no le regala nada al trabajo, es cierto, pero en plena pretemporada se muestra generosa en cuanto se topa con el cariño popular. Matías Almeyda dice que ya no le sorprende el apoyo de los hinchas de River y, entonces, desde su lugar les hace un guiño. De él sale el pedido. Y así, el primer ensayo futbolístico de su ciclo, de pronto, no es a puertas cerradas. En Kimberley hubo cerca de 500 fanáticos que quieren ver los primeros trazos del nuevo River. Será apenas un bosquejo, con un mix entre posibles titulares y suplentes y contra un rival menor (la categoría 94 de Alvarado), pero qué va: ellos, en definitiva, son fieles testigos del regreso de un hijo pródigo que dejó lo que muchos no se animan para ayudar a Núñez en el peor trance de su vida.

Y menos mal que la gente se arrimó con tiempo. Porque Fernando Cavenaghi no disimuló en lo más mínimo lo que le dijo hace unos días a Olé , eso de que lo carcome la ansiedad por empezar a darle a la bola. En apenas cinco minutos demostró que anda hecho un Toro, que la calidad de sus movimientos está intacta y que el olfato no se le atrofió en el exterior. Ya en la primera que tuvo, tras un centro de Arano, se anticipó a Chichizola y con el parietal derecho cabeceó de emboquillada al gol. Y al toque, el 9 retrocedió hasta casi la mitad de cancha y metió un pase de 30 metros que se convirtió en asistencia cuando Affranchino enganchó y definió de zurda para el 2-0 definitivo de los primeros 50’.

En un dibujo sin enganche definido, eso de bajar para entrar en contacto con el balón fue una constante en Cavegol. Y si bien se notó que no quiso forzar la máquina a fondo y es lógico que todavía le falte ritmo de competencia, siempre le quedó resto para pisar el área y generar otras tres chances que pasaron cerca. En cada intervención enseñó su conocida categoría y fue marcado que hasta sus compañeros lo buscaban apenas recibían la pelota. Acaso el mismo magnetismo que generó Alejandro Domínguez cuando le tocó jugar el otro picado. Ahí, el Chori también sumó al entusiasmo con un grito y metió otro derechazo al travesaño. En ese 4-0 (Andrés Ríos y doblete de Funes Mori), el ex Quilmes demostró que sigue manejando los dos perfiles, cuesta saber si es derecho o zurdo y mantiene la agresividad para sacarse tipos de encima.

A los dos repatriados les sobró con su calidad para marcar la diferencia ante un equipo que no está a la altura, cabe repetirlo. Almeyda, de todos modos, se fue con una sonrisa de Kimberley: por dentro ya se relame con ponerlos juntos y no se achica ante la consulta de Olé : “Sí, tengo un ataque de lujo”.

Fuente: Diario Olé

No hay comentarios:

Publicar un comentario