28/9/09

Es Almeyda y diez más...

Un pequeño detalle marca lo que significa Almeyda en este River. Cuando Ortega debió dejar la cancha lesionado, se sacó la cinta de capitán e inmediatamente lo buscó al Pelado. No esperó una señal del técnico ni tuvo en cuenta que, según la votación que hizo el plantel, sin él y sin Gallardo, el portador de la cinta debía ser Ferrari. Claro, esa elección se realizó antes de la llegada de Almeyda. Hoy, el volante es el capo del equipo, tan referente afuera como líder adentro. En poco más de un mes, pasó de las exhibiciones del Showbol y de los torneos de veteranos a ser el jugador más importante de River. Y así como para Maradona su Selección es "Mascherano y diez más", ahora para Gorosito es Almeyda más diez.

La figura del Pelado se potencia porque estuvo cuatro años retirado (sólo había jugado cuatro partidos en Fénix, en Primera D, el año pasado). Muestra tanto oficio, tanta categoría y tanta capacidad física como en la plenitud de su carrera... Es más, en un principio la noticia de su incorporación causó sorpresa y hasta se prestó para la burla porque parecía el combo de la decadencia de River que un tipo de 35 años pasara de competir con viejos y gorditos a la Primera. "Va a pasar vergüenza", se escuchaba en el ambiente. Pero los que quedaron en ridículo, por llamarlo de alguna manera, fueron Paniagua (Almeyda lo borró de la cancha en apenas 45 minutos, ante Central en Rosario) y Nico Domingo, que con 24 años está muy lejos de disputarle el puesto.

Otro aspecto que lo diferencia del resto es que el 5 (que usa el 25) entiende con qué responsabilidades y convicciones debe vestirse la camiseta de River. Almeyda no sólo traba con el alma cada pelota sino que exige, desde su función, que el equipo sea agresivo. Lo hace a partir de su voz de mando (por eso pidió, ronco, hablar con la prensa en el pasillo: "No doy más de la garganta"). Y también desde el juego: en la última acción le puso un pase genial a Buonanotte, por encima de toda la defensa de Gimnasia. Claro, faltó que Bou le acertara el arco.

El Pelado no es un "líder de escritorio" como varios de los que hubo en los últimos años. Es el líder anímico, futbolístico y táctico (hasta graba los partidos para luego analizarlos) que River necesitaba.

Fuente: Diario Olé

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